martes, 10 de julio de 2012

Atrapados por las deudas

Fuente: http://www.elobservador.com.uy/noticia/227746/atrapados-por-las-deudas/

                Se apunta a la falta de educación financiera y a la claridad en las instituciones



Colas para comprar electrodomésticos, publicidades de financieras con gente bailando y llorando de felicidad, marcas deportivas extranjeras, estampando su sello en miles de indumentarias de uruguayos y los reproches anticonsumistas del presidente José Mujica son solo algunas de las postales que el crecimiento de la economía y la expansión de los créditos y préstamos en el país han dejado en los últimos tiempos. 

El presidente no perdió ocasión para volver con el que ya es a esta altura uno de sus temas favoritos en la pasada Conferencia de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (Río+20). Allí se quejó de que el uruguayo sea capaz de tener dos trabajos de seis horas para pagar las cuotas del “autito” o “la motito” que se compró: “Y cuando quiere acordarse es un viejo reumático como yo y se le fue la vida”, sentenció el mandatario.

No obstante, según indican las distintas entidades que asesoran y ayudan a las personas endeudadas, en muchos casos las deudas no provienen de bienes de consumo que podrían calificarse  de suntuarios, sino que son adquiridas por razones de trabajo o enfermedad. Sea cual sea el motivo que mueve a las personas a endeudarse, los datos indican que muchos disponen de pocas herramientas para comprender lo que una operación  de este tipo representa.

Alicia, nombre ficticio de una empleada de seguridad de 35 años, encarna un ejemplo bastante común en el universo de los deudores uruguayos. Hace dos años, movida por la enfermedad de un familiar,  sacó un préstamo. Pero cuando el trastorno de su pariente empeoró y tuvo que dejar de trabajar para cuidarlo, las cuotas se empezaron a atrasar y sacó otros dos préstamos para ir cubriendo los baches, cayendo así en la calesita del endeudamiento. “Cuando te atrasás un mes el interés es mucho más del que te dicen, eso no te lo explican de entrada”, señaló.

Según una encuesta de Interconsult acerca  del nivel de conocimiento de los usuarios financieros, más de la mitad de la población no sabe la diferencia entre un plazo fijo y uno a la vista, indicó José Ramón Silveira, consultor en Educación Económica. “Para sacar una tarjeta muchos no leen las cláusulas porque asumen que no las van a entender. La amplia mayoría de los uruguayos  no recibió ningún tipo de educación en instrumentos financieros”, indicó Silveira.

De acuerdo al Área de Defensa al Consumidor del Ministerio de Economía, dentro del área de servicios, los financieros son los que más cantidad de consultas producen. Por su parte, el Banco Central del Uruguay (BCU) informó que algunas de las principales causas de denuncias de los usuarios de créditos y préstamos provienen de la sospecha de la existencia de tasa de usura y la presunción de cobros de intereses indebidos, aunque “en algunos de estos casos la denuncias son infundadas y responden a una falta de conocimiento y/o información sobre la normativa”.

Pese a que el área de los créditos y préstamos personales parece suscitar  muchas dudas en sus usuarios, no obstante, el BCU indicó que la cifra de denuncias es baja en relación al casi millón de personas que tiene contraída una deuda en Uruguay, aunque entre 2010 y 2011 se produjeron unas 1.200 denuncias provenientes  de una sola institución por la colocación de una tarjeta de crédito sin adecuada información. No obstante, de acuerdo a datos del Área de Defensa al Consumidor, del total de audiencias de conciliación realizadas entre enero y mayo de 2012 referentes a servicios financieros, el 71% del total implicaron fallos favorables para los usuarios, 11% lo fueron para las instituciones financieras, mientras que el 18% de los demandantes no comparecieron a la audiencia.


Menos dinero, más endeudados


 Aunque a simple vista todo parezca indicar que estamos ante una fiebre adquisitiva – 70% de los uruguayos no tiene ningún tipo de ahorro, informó Ramón Silveira–según la más reciente encuesta de Actividad, Comercio y Servicios de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay el consumo se ha desacelerado en los últimos meses.

El crédito bancario al consumo representa el 8,5% del PIB. De acuerdo a Fernando Oliva, socio de Deloitte, “no se puede hablar de una situación complicada a nivel macro, aunque capaz sí lo sea a nivel micro”. En comparación, según un informe publicado por la citada consultora el año pasado, el financiamiento al consumo en EEUU representaba el 17,6% del PIB.

Por otro lado, señaló Oliva, en la actualidad los créditos se conceden de forma mucho más segura que en el pasado. “Hay un montón de requerimientos establecidos por el Banco Central. En las administradoras de crédito los requisitos son menos, pero los montos son mucho más chicos”.

Se trata de un consumo que se ha intensificado en las capas medias y bajas de la población, quienes se han puesto al día con sus necesidades de consumo postergadas durante los años de la crisis económica. De acuerdo al contador experto en materia financiera Nelson Chicurel, las personas que más sobreendeudadas en el país “son aquellas cuyo sueldo no les alcanza para consumir, que sacan poco crédito porque son de medios y bajos recursos. Aunque los montos no sean significativos, sí lo son para ellos”.

En este sentido, Álvaro Hargain, gerente general de la prestamista Pronto!, que ha crecido 300% en los últimos cuatro años, indicó que el perfil de su clientes está representado mayoritariamente por mujeres de entre 40 y 45 años, con un ingreso mensual $ 14 mil. Hargain sostuvo que la morosidad es baja, ya que ronda el 7%  –en los bancos es de aproximadamente 4%–  aunque en los últimos tiempos sufrió un breve incremento. “Esto es porque  ha habido más propensión a tomar crédito y hay mucha más oferta”, señaló. Se calcula que en Uruguay hay más de 200 administradoras de crédito.

De acuerdo a Chicurel, mientras en los países desarrollados el endeudamiento familiar suele venir de las hipotecas, es decir de créditos a largo plazo, en Uruguay el endeudamiento es a corto plazo, pero muy asfixiante por los altos intereses. “No sé cual es más peligroso”, indicó.

Por otra parte, señaló, si bien las tasas de interés y de usura están  reguladas por la ley 18.212  (ver Diccionario financiero) “puede haber usura encubierta por empresas que no están reguladas por el Banco Central, como financieras pequeñas que no tienen mucha difusión y algunas cooperativas truchas”.



Peligros del endeudamiento

 Ya sea porque los usuarios no se informan bien, por un mal servicio de las instituciones financieras o por aquellas que transgreden las normas, lo cierto, según indican los expertos consultados, es que el arma contra el endeudamiento indeseado se encuentra en el conocimiento del usuario sobre las reglas del juego, algo que incentivan los programas de educación financiera de ciertas entidades. El BCU, por ejemplo, dispone del Portal del usuario financiero y desarrolla actividades educativas al respecto.

“En Uruguay el endeudamiento con tarjeta es excesivamente peligroso porque el interés es muy alto. El interés promedio de la tarjeta está en el orden del 60% anual más IVA que puede llegar a ser 90% y la inflación es 8%”, indicó Chicurel.

Para la exjueza Dora Szafir, experta en derecho al consumidor, el riesgo está en que la excesiva publicidad para acceder a créditos y prestamos apela al público “que menos entiende” de temas financieros y a la que no se le explica suficientemente el tema de los intereses, en especial la acumulación que se genera con los atrasos, lo que puede llevarlos a situaciones muy riesgosas. “A veces se endeudan por una cama y terminan perdiendo el techo”, indicó. “En un un caso que tuve judicialmente hace cinco o seis años $ 29 mil se convirtieron en un $ 1.300.000. A medida que pasa el tiempo al capital se le suma el interés, pero no supera la usura. Habría que cambiar la legislación, estamos muy lejos de lo que el deudor puede asumir”, sostuvo.

Otro de los temas que suelen traer más problemas en relación a las tarjetas es el tema del pago mínimo, por el cual el monto a cobrar en cada cuota es tan bajo que las personas terminan por pagar solo los intereses y se de amortiza la deuda a un larguísimo plazo. De acuerdo a Eduardo Evangelista, presidente de Cusaf, “el pago mínimo es el camino al infierno porque se cree que se está pagando el crédito, pero en realidad se están pagando los intereses, que se acrecientan mes a mes”.

Chicurel lo ejemplificó de esta manera: “Si el interés es del 5% mensual, y  a uno le dicen que pague solo el 5% de lo que debe, siempre va a pagar para deber. Hay que hacer un pago mínimo que por lo menos sea del 20%”.   

Por otra parte, Carlos Pereyra, presidente de Consumidores y Usuarios Asociados (CUA), indicó que la mayor cantidad de reclamos que reciben son en referencia al cobro de tarjetas no solicitadas, que son impuestas cuando se pide un préstamo. “Como indica la ley 17.250 cuando una tarjeta se da en esas condiciones es considerada obsequio y no puede tener costo”, señaló.

Victoria es una usuaria que tuvo inconvenientes en ese sentido, ya que le dijeron que para sacar un préstamo era obligatoria la tarjeta de crédito, con un costo mensual de $ 250+IVA. Nunca recibió el plástico pero de todos modos la enviaron al Clearing por este. Victoria denunció, además, que desde la financiera  la acosaban constantemente a ella y a sus parientes. “Sacaban de la guía el teléfono de mi familia diciendo que tenían una propuesta de trabajo para mí, para que les dieran mi celular”. 

En el  nuevo proyecto de ley sobre tarjetas de crédito también se contempla la eliminación de los vales en blanco para la adquisición de tarjetas de crédito, que se rellena sin vinculación al origen de la deuda, y la ley prevé que sea el estado de cuenta que se le envía al cliente el que cumpla esta función.

Otro de los grandes problemas que suelen tener los endeudados, señaló Evangelista, es el del endeudamiento múltiple. Esta es la situación de personas que le han pedido dinero a varias instituciones y se encuentran ahogados por las deudas. Se trata de “sistemas de préstamo sin control sobre el ingreso que tiene el individuo”, sostuvo.

De acuerdo a la ley 17.809, “ninguna persona física podrá percibir por concepto de retribución salarial o pasividad una cantidad en efectivo inferior al 30% del monto nominal deducidos el impuesto –si correspondiere– y contribuciones de seguridad social”. Esto equivale a que un usuario le puede ser quitado el 70% de su sueldo.  

José, nombre ficticio de un empleado de ANEP de 63 años, sacó varios préstamos por la enfermedad de su esposa, ahora fallecida, y terminó ahorcado por los intereses moratorios, haciendo ascender su deuda a más de $ 100 mil. De su sueldo de $ 18 mil mensuales solo cobraba $ 6.000. José está siendo ayudado a refinanciar su deuda por Cusaf.

De acuerdo a Evangelista, la gente que llega a la institución que preside está en la desesperación máxima. “Llegan con un embargo, con un remate en la mano, intervenido por dos o tres cooperativas y un banco. Desde luego nos van a decir que la responsabilidad del endeudamiento es de la persona, pero los bancos y financieras tienen que tener más criterio en cómo dar los créditos”, sostuvo. Desde el año 2003 a la fecha 250 deudores que fueron a asesorarse a Cusaf se suicidaron. Muchos otros se abandonaron o perdieron a sus familias. “Devolverle al deudor su autoestima no es sencillo”, indicó Evangelista.
Endeudarse no constituye un peligro en sí  mismo y para muchos puede representar un paso adelante en su vida, sostuvieron los expertos consultados. Pero lo importante es que las personas comprendan cabalmente las consecuencias de ese endeudamiento y que se incentive la educación financiera, algo que, señalaron algunos, tendría que implementarse como un contenido obligatorio en la escuela.


Del acoso de las deudas al de la inseguridad

Carmen, nombre ficticio de la propietaria de un almacén en el barrio de Maroñas, hipotecó su casa para solicitar un préstamo de US$ 40.000, a pagar en seis años, movida por la necesidad de reconvertir su negocio ante la competencia de los grandes supermercados. Pero la crisis del 2002 la golpeó de lleno y ante el atraso de algunas cuotas los intereses comenzaron a subir  hasta puntos astronómicos. “No me explicaron nada, pero  mi lógica me decía que los intereses eran imposibles”, señaló. “Cuando empezó a subir el dólar llegó un momento en que aunque me sacaran la casa iba a quedar endeudada para todo la vida”.

Fue entonces que concurrió a la Cooperativa Uruguaya Solidaria de Afiliados (Cusaf) y a través de ella pudo negociar la deuda. Al día de hoy, sin embargo, continúa pagando y presume que recién terminará de hacerlo el año que viene. “Era la primera vez que estábamos debiendo, era una vergüenza impresionante”, indicó Carmen.

Aunque la mala sangre que se hizo durante doce años, dijo, la dejó con hipertensión, la experiencia sirvió para fortalecerla: “Sufrí pila porque tuve que sacar a mis hijos del colegio y casi cerrar el negocio, pero ya no es tan fácil asustarme. Hubo muchísimos compañeros que terminaron separándose, suicidándose y otros se murieron porque el físico no les dio”, sostuvo.

Con la buena situación económica del país, el almacén funciona muy bien en la actualidad, pero tienen que afrontar otro problema: las rapiñas. A su marido ya lo balearon dos veces. En uno de los asaltos los rapiñeros le tiraron a la rodilla y en el otro la bala le rozó la cabeza.

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